Capítulo 8 - Traumatismos Vasculares

8.1 Introducción

Los traumatismos constituyen la primera causa de muerte en las cuatro primeras décadas de la vida. El 80% de todos los accidentes lo sufren personas menores de 45 años. Los traumatismos vasculares representan el 3% de todos los traumatismos. El 80% de estas lesiones vasculares se producen en las extremidades, especialmente en las inferiores, tanto en la vida civil como en la militar y pueden comprometer la viabilidad de la extremidad. El 20% restantes son cervicales, torácicas o abdominales y pueden comprometer la vida del paciente.

Hasta la 2ª Guerra Mundial el tratamiento de las lesiones vasculares consistía fundamentalmente en la ligadura del vaso para cortar la hemorragia y esta intervención provoca una tasa de amputación del 50% de las extremidades tratadas. A pesar de que durante este conflicto se dieron algunos intentos de revascularización no es hasta la guerra de Corea, tras la introducción de pinzas vasculares atraumáticas, sutura monofilamento, prótesis sintéticas y la popularización de la arteriografía, que no se desarrolla el tratamiento moderno de los traumatismos vasculares, de forma que en esta guerra la tasa de amputaciones bajó hasta el 13%. El último avance importante se ha producido con la aplicación de técnicas endovasculares que han tenido gran impacto en el tratamiento de los traumatismos vasculares en la vida civil.


8.2 Mecanismos de Acción

Los mecanismos de lesión se dividen en penetrantes y cerrados.

En los traumatismos penetrantes la lesión se produce por aplastamiento y separación de los tejidos a lo largo del trayecto del objeto penetrante, generalmente un objeto punzante o un proyectil. Estos objetos pueden producir la sección completa de una vaso (a veces se presenta con una hemorragia pero en otros casos se asocia trombosis del vaso), laceraciones parciales o disección de la pared del vaso.

En los traumatismos cerrados se producen las lesiones por compresión tisular o desaceleración brusca. En estos traumatismos se rompe la integridad de la estructura de la pared del vaso y las lesiones pueden ir desde un simple desgarro intimal o una mínima disección de la pared hasta una lesión transmural y trombosis.

La gravedad de una lesión depende de la energía cinética (EC) que se transfiere a los tejidos y que a su vez depende masa (M) y velocidad (V)

EC=MxV2/2

Los cambios de velocidad influyen en la transferencia de energía cinética mas que los cambios de masa.

Otro concepto a tener en cuenta en las lesiones vasculares es el fenómeno de la cavitación, que se produce cuando el tejido retrocede desde el punto de impacto con un objeto en movimiento alejándose del mismo.

Estos diferentes tipos de fuerzas causan deformidades, desgarros y rotura tisular.

En nuestro medio la yatrogenia supone el 38.3% de las causas de traumatismo vascular. Heridas por arma blanca y de fuego suman un 15%, mientras que el resto (45%) son accidente de causas múltiples: fracturas abiertas y cerradas, contusiones sin fractura, heridas por cristal y por asta de toro.

8.3 Tipos de Lesiones

Las lesiones mas corrientes son las laceraciones parciales y las secciones completas. Las primeras suelen cursar con hemorragia persistente o formación de un seudoaneurisma, las segundas provocan una retracción de la íntima, trombosis de los extremos del vaso y signos de isquemia aguda.
Las formas de presentación mas frecuentes según el tipo de traumatismo pueden ser:

1.- Traumatismos penetrantes:


*Perforación lateral


* Sección completa


* Fístula arteriovenosa


* Seudoaneurisma


2.- Traumatismos contusos

* Espasmo

* Contusión con fragmentación de la íntima en diversos grados de evolución.


Fig. 1 Fractura subcapital de húmero con espasmode la arteria braquial


Fig. 2 Trombosis arterial

3.- Iatrogénicos:

* Trombosis (la más frecuente)

* Seudoaneurismas (sobre todo tras cateterismo cardiaco)

* Hemorragias

*Embolizaciónn distal

4.- Traumatismos en relación con toxicomanía :

* Puffy hand: obstrucción linfática y venosa superficialcrónica.

* Daño arterial directo (lesión intimal, trombosis,embolismo,falsos aneurismas y aneurismas micóticos).

* Complicaciones locales (celulitis, tromboflebitis, abscesos, …).

* Síndrome compartimental (por espasmo severo y posterior revascularización).

8.4 Clínica

Las lesiones arteriales pueden producir cuatro tipos diferentes de manifestaciones clínicas: 1) hemorragia externa, 2) isquemia, 3) hematoma pulsátil y 4) hemorragia interna con signos de shock.

Sólo el 40% de los traumatismos vasculares se manifiestan primariamente con sintomatología propiamente isquémica, siendo los signos de sangrado los más frecuentes al inicio. Entre el 15 al 20% tienen una exploración completamente normal.

En general los síntomas en las lesiones arteriales se dividen en: duros (mayores) y blandos (menores).

Los signos duros o mayores corresponden a: ausencia de pulsos distales, hemorragia activa, isquemia aguda, hematoma pulsátil y soplo o frémito (thrill).

Los signos blandos o menores son la disminución de pulsos distales, lesión cercana al trayecto de un vaso importante, defecto neurológico, hipotensión arterial o shock.

En el tórax, la mayoría de las lesiones vasculares penetrantes se identifican en la cirugía al apreciarse hemotórax cuando se coloca un tubo torácico y, dependiendo de la pérdida de sangre, puede presentarse shock. Estos traumatismos penetrantes pueden asociarse también a lesiones en esófago, tráquea bronquios y corazón.

Toda herida penetrante en la caja torácica debe ser explorada quirúrgicamente porque cualquier retraso trae consecuencias devastadoras.

En cambio, en los traumatismos cerrados, la mayoría de las lesiones son arteriales y quedan contenidas por tejidos adyacentes, aunque el 80% de las personas que sufren un trauma vascular cerrado torácico mueren en el lugar del accidente, el resto son diagnosticados por presentar inestabilidad hemodinámica que no responde adecuadamente al fármacos o se detecta casualmente en las pruebas de imagen que se realizan en urgencias.

Las venas cava superior e inferior en su porción torácica rara se ven afectadas por traumatismos cerrados debido a su localización, baja presión y distensibilidad. Clínicamente se manifiestan con signos de taponamiento cardiaco. Las lesiones que se pueden presentar son penetrantes y exigen sutura vascular directa como tratamiento.

Las lesiones de las venas pulmonares son extremadamente raras, siempre penetrantes y se presentan con hemopericardio y taponamiento cardiaco

En el abdomen, las manifestaciones clínicas dependen de la presencia de taponamiento retroperitoneal. En estos casos el paciente puede estar hemodinámicamente estable o algo hipotenso, pero tiene mayores posibilidades de supervivencia. Cuando se pierde el taponamiento retroperitoneal se produce shock e hipovolemia aguda. Las lesiones contusas de las arterias viscerales son muy poco frecuentes y las lesiones penetrantes cursan con hemoperitoneo y shock.

En las extremidades el signo mas frecuente en las lesiones vasculares es la isquemia aguda: heridas punzantes, proyectiles a baja velocidad y traumatismos contusos asociados a luxaciones y fracturas. La hemorragia externa es menos frecuente y se observa en traumatismos por armas de fuego de alta velocidad.


Fig. 3 Hematoma pulsátil post cateterismo

8.5 Diagnóstico

Una correcta exploración física nos orientará sobre la existencia o no de lesiones vasculares: el estado general del paciente, el grado de estabilidad hemodinámica, la localización de orificios de entrada, la presencia de posibles lesiones óseas o articulares, la existencia de hemorragia o de signos de isquemia, la presencia o ausencia de pulsos, la coloración y temperatura de la extremidades, los déficit neurológicos motores o sensitivos, lapresencia de tumoraciones pulsátiles o no en la proximidad de la lesión, soplos o frémitos deben ser explorados y evaluados.


Fig. 4 Luxación de rodilla

En la mayoría de casos la sospecha clínica debe ser confirmada con otras pruebas diagnósticas tanto para detectar lesiones ocultas como para establecer una estrategia quirúrgica adecuada. Las principales herramientas son:


8.5.1 xploraciones vasculares no invasivas

El eco-doppler está indicado para descartar daño arterial oculto o bien para confirmar la permeabilidad del árbol arterial en un paciente que suele ser difícilmente explorable por edema importante o por lesiones asociadas (fracturas abiertas). Es de gran utilidad el índice Tobillo/Brazo para evaluar posibles oclusiones arteriales.


Fig. 5Seudoaneurisma. Eco-doppler

8.5.2 Rx Simple

La Rxsimple de tórax o de las extremidades puede orientarnos sobre la presencia de posibles lesiones vasculares. Ensanchamiento mediastínico puede ser secundario a rotura de aorta torácica y fracturas o luxaciones asociados a signos de isquemia pueden hacer sospechar la existencia de trombosis por traumatismo de tipo contuso.


Fig. 6 Ensanchamiento mediastínico


Fig. 7 Fractura luxación de tobillo


8.5.3 AngioTAC/AngioRNM

Tanto el angioTAC como la AngioRNM han demostrado gran utilidad para el diagnóstico precoz de lesiones vasculares traumáticas siendo especialmente útiles en las lesiones cervicales, torácicas y abdominales. En las extremidades, especialmente en vasos distales, no tienen suficiente definición,y es preferible la arteriografía. Hoy día la disponibilidad y rapidez de los estudio TAC hace que se utilice como primera prueba diagnóstica para despistaje de lesiones vasculares.


Fig. 8 Rotura aorta descendente

8.5.4 Arteriografía

Sigue siendo la piedra angular del diagnóstico en traumatismos vasculares y permite:

1.- Determinar localización y extensión precisa, con la posibilidad de afectación de varios vasos.
2.- Diagnosticar el daño vascular cuando la presentación clínica es equívoca, con miras a evitar cirugías innecesarias.
3.- Como acceso y control de vasos dañados (por ejemplo embolización).

Indicaciones de la arteriografía:

- Heridas asociadas a fractura y traumatismo contuso.
- Heridas por arma de fuego.
- Heridas en pacientes con vasculopatía periférica previa.
- Sospecha de falso aneurisma y/o fístula arteriovenosa.
- Cuando el índice T/B < 1.
- Déficit neurológico.

La única contraindicación absoluta es el antecedente de reacción anafiláctica al contraste, mientras que el bajo gasto cardiaco, la anuria, infecciones locales, hemorragia, alergias al contraste y diabetes mellitus con insuficiencia renal son contraindicaciones relativas.

Vías de acceso:

1.- Transfemoral.
2.- Braquial / axilar derecha

Hallazgos arteriográficos:

* Stop de contraste.
* Irregularidad del contorno del vaso.
* Defectos de relleno.
* Relleno venoso prematuro=fístula arteriovenosa.
* Extravasación de contraste, relleno de un falso aneurisma.

El papel de la angiografía puede ser fundamental en el traumatismo vascular, sobre todo en las fracturas pélvicas, para el mejor control de la exsanguinación. El sangrado pélvico arterial suele ser difuso, por lo que es mal controlado mediante la ligadura quirúrgica, siendo mejor manejado mediante embolización percutánea por catéter.


Fig. 9 Contusión arteria axilar


Fig. 10 Rotura arco aórtico

8.6 Tratamiento

El tratamiento de las lesiones arteriales de pequeño tamaño, no oclusivas, asintomáticas, detectadas angiográficamente es motivo de controversia y algunos equipos son partidarios de seguimiento evolutivo sin tratamiento quirúrgico mientras que otros grupos son partidarios de intervenir todas las lesiones.

El tratamiento endovascular mediante embolización (traumatismos pélvicos, fístulas arterio-venosas de bajo flujo o arterias de difícil acceso) o la inyección de trombina en seudoaneurismas (post cateterismos) tienen amplia aceptación aunque no siempre son resolutivos. Otra técnica endovascular consiste en el uso de endoprótesis que permiten mantener la luz del vaso abierta y evita la hemorragia. Hoy día son ampliamente utilizados en la roturas de aorta torácica o en lesiones de los grandes vasos supraaórticos o en pacientes de alto riesgo con lesiones concomitante en extremidades.


Fig. 11 Endoprótesis en aorta descendente


Fig. 12 Pseudoaneurisma femoral profunda yatrogénico tratado mediante embolización


Para los pacientes que precisan abordaje quirúrgico abierto existen numerosas técnicas de reconstrucción vascular: suturavascular directa, trombectomía y plastia vascular,by-pass con vena o prótesis e incluso la simple ligadura del vaso. Estas intervenciones tienen mayor tasa de fracaso en los traumatismos contusos que en los abiertos, especialmente en las extremidades.

El organigrama de actuación terapéutica general debe de seguir el siguiente orden :

A.- Preparación para la cirugía:

• Estabilización hemodinámica y de vías respiratorias. Hay que mantener al menos 2 vías venosas periféricas de grueso calibre para administración de sangre y sueros si precisa.

• Heparina: beneficiosa en pacientes con isquemia prolongada secundaria a lesiones vasculares aisladas. No debe darse en pacientes con lesiones asociadas del sistema nervioso central, oftalmológicas, torácicas, o del sistema músculo esquelético.

• Antibioterapia: efectiva contra gérmenes Gram positivos (colonizadores de la piel ) como el estafilococo. Es suficiente con un tratamiento de menos de 48 horas.

B.- Actuación local sobre la zona traumatizada:

1.- Desbridamiento:

Su propósito es el volver una herida infectada en otra contaminada y con tejidos sanos para que pueda seguir el proceso normal de cicatrización. Si no se realiza de forma adecuada la herida podrá infectarse complicando cualquier otro procedimiento quirúrgico.

El desbridamiento puede efectuarse de dos formas: por un lado la irrigación/lavado y por otro con el desbridamiento quirúrgico. En el primer caso se efectúa un arrastre mecánico de los gérmenes y materiales extraños. Esto se puede realizar de forma satisfactoria con suero salino fisiológico estéril sobre la herida, sin descuidar la irrigación bajo los colgajos cutáneos y recovecos de la herida. No está claro si el empleo de antibióticos tópicos en el líquido de irrigación supone alguna ventaja adicional, por ello no se emplean de forma sistemática. La irrigación es más efectiva si se realiza de forma intermitente o pulsátil a baja presión.

El desbridamiento quirúrgico consiste en remover todos los tejidos devascularizados e inviables, conservando los sanos, la mejor forma de determinar esto es mediante el sangrado activo de los tejidos. La escisión de los bordes de la herida que se realiza de forma casi sistemática, no es siempre necesaria, salvo que haya dudas en la viabilidad de los mismos. Siempre que haya dudas en la viabilidad de un tejido es importante tener en cuenta el concepto de “second look o segundo vistazo” de los autores anglosajones, que consiste en una segunda inspección 2-3 días más tarde para comprobar el estado de los tejidos y si es necesario completar el desbridamiento inicial, puede realizarse también revisiones posteriores si el estado de la herida así lo recomienda.

Deben explorarse los tejidos de forma detallada y por planos, los tejidos devascularizados deben resecarse pues su destino es la necrosis, los amplios despegamientos cutáneos suponen la rotura de las perforantes cutáneas y el riesgo de necrosis de los tejidos.


2.- Estabilización de las fracturas:

Debe de lograrse una estabilización y reducción adecuada de las fracturas, cualquier método debe de perseguir una osteosíntesis sólida que permita la movilidad precoz y minimice las rigideces articulares. Se realiza de forma precoz pues así se evita el edema, la formación de cicatrices y fibrosis. En presencia de fracturas muy conminutas es preferible ser conservador retirando sólo los fragmentos muy pequeños, cuando existe una pérdida ósea importante se precisa de un injerto óseo, con una herida limpia y una cobertura adecuada puede realizarse el injerto óseo de urgencia, sino es preferible posponer el injerto a un segundo tiempo, hasta entonces se mantendrá la arquitectura y longitud ósea habitualmente con el empleo de agujas de Kirchner acodadas o mediante fijadores externos.
3.- Revascularización:

La revascularización supone la reparación de los ejes vasculares lesionados, con ello se evita necrosis tisulares, aumenta su resistencia a la infección, favorece la consolidación ósea, la regeneración nerviosa y la curación de cualquier tejido.Cuando hay algún segmento del miembro devascularizado es obvio que se debe proceder a la reparación vascular, aún en presencia de una isquemia compensada debe plantearse su reparación, pues pueden aparecer signos de déficit vascular posteriormente. Cuanto más proximal sea la lesión vascular mayor será la posibilidad de isquemia muscular y por tanto la urgencia de la reparación. El resultado final tras una lesión y todas las reparaciones que se hallan realizado dependen del aporte sanguíneo de esa extremidad, por ello debe ser la prioridad máxima en el tratamiento de las lesiones vasculares de las extremidades, y sólo el riesgo vital del paciente se encuentra por encima de esta prioridad.

C.- Reparación de las estructuras profundas:

Las lesiones tendinosas sin pérdidas de sustancia pueden ser reparadas de forma primaria, mientras que si existe una pérdida de sustancia tendinosa importante es preferible una reparación secundaria mediante injertos tendinosos, en el caso de los tendones flexores si la calidad de cobertura cutánea es adecuada puede iniciarse el proceso de reconstrucción tendinosa de urgencia.

Las lesiones nerviosas limpias sin pérdidas de sustancia deben ser reparadas de forma primaria pues se obtienen resultados mejores que con una reparación secundaria, por el contrario en presencia de una lesión contusa del nervio con pérdida de sustancia y una herida sucia es preferible su reparación secundaria mediante injertos cuando la situación local lo permita.

El examen muscular debe ser minucioso, las masas musculares desvitalizadas deben de ser resecadas de forma amplia por el riesgo de complicaciones sépticas por anaerobios, además los músculos isquémicos se vuelven tejido fibroso originando retracciones y rigideces articulares complicando las cirugías secundarias.

D.- Cobertura cutánea:

Existe un amplio abanico de posibilidades para lograr el cierre de una herida: desde el cierre directo hasta el empleo de colgajos deben ser evaluados por el cirujano que deberá optar por la manera más segura y apropiada de reparación de la herida.

En conclusión, los problemas vasculares de una extremidad pueden ser primarios, por lesión arterial y una isquemia por falta de aporte, o secundarios por problemas de retorno venoso, ya que pueden producir edema y un aumento de presión en un compartimento que agrave la obstrucción venosa, se crea así un círculo vicioso en el que el resultado final será la obstrucción al flujo arterial.Aunque la reparación venosa es requerida con mucha menor frecuencia es habitual el realizar la apertura de los estuches aponeuróticos cerrados para evitar la aparición de un síndrome compartimetal secundario.

La pauta a seguir debería ser:

Estabilización de fracturas óseas: Hay que realizar siempre primero la reconstrucción traumatológica para evitar tracciones bruscas tras la reparación arterial. Solo deberá realizarse la cirugía arterial antes que la estabilización ósea si existe isquemia importante que ponga en peligro la extremidad.

Reconstrucción venosa: precede a la arterial si la vena lesionada es la mayor o única fuente de retorno venoso ( mejora el out-flow y por lo tanto el éxito de la reparación arterial ) .

Reconstrucción arterial y restablecimiento del flujo: se pueden realizar diversas técnica, las mas habituales son

1- Sutura simple.
2.- Plastia venosa/prótesis tras trombectomía.
3.- By-pass con vena autóloga (safena o cefálica ), obtenida del miembro contralateral para preservar el flujo venoso superficial del miembro dañado o con by-pass con prótesis de PTFE en caso de imposibilidad de obtener vena. La vena parece el material más resistente a la infección, debiéndose recubrir con músculo viable.


Fig. 13 By-pass con vena

4.- En algunos casos la ligadura del vaso, especialmente en venas o arterias tibiales o del antebrazo puede ser una opción terapéutica.

 

Fasciotomía precoz : se debe plantear dependiendo del tiempo y severidad de la isquemia.

Amputación directa: en isquemias muy evolucionadas, y en asociación de daño arterial, neurológico y pérdida importante de partes blandas. Nunca el daño vascular por si mismo decide la amputación.

8.7 Características de los Traumatismos según Topografía

8.7.1 Traumatismos vasculares cervicales

Las estructuras cervicales que más se lesionan en los traumatismos son los vasos sanguíneos y suponen hasta el 20% en las lesiones penetrantes, en cambio en los traumatismos cerrados es rara su lesión. Se presentan relacionados con accidentes de coche (82%), accidentes de moto (7%) y agresiones (6%).

Suelen ser varones, jóvenes y sanos en
los que el consumo de alcohol o drogas es el desencadenante de la lesión.


Fig. 14 Zonas cervicales

El vaso que más se lesiona es la carótida común, por encima incluso de la interna.

La localización de las lesiones se divide en tres zonas:


Zona I: desde la escotadura yugular hasta cricoides.

Zona II: desde cricoides hasta el ángulo de la mandíbula.

Zona III: desde ángulo de la mandíbula hasta la base del cráneo.

Si solo hay signos clínicos menores (blandos) no se aconseja la exploración quirúrgica inmediata sin otras pruebas diagnósticas que confirmen la existencia de una lesión vascular. Si la lesión penetrante es profunda o hay signos clínicos mayores (duros) las pruebas diagnósticas y la intervención quirúrgica deben ser inmediatas. La prueba diagnóstica vascular de elección es la angiografía pero los angioTAC actuales aportan gran calidad de imagen, precisión y nos informan de lesiones asociadas en otras
estructuras anatómicas.


Fig. 15 Traumatismo penetrante cervical por arma blanca

Otras pruebas como lanringoscopia, broncoscopia o esofagoscopia pueden ser necesarias para valorar estas estructuras y detectar lesiones ocultas.

Las lesiones en las zonas I y II suele ser subsidiarias de tratamiento quirúrgico y las de la zona III de tratamiento endovascular mediante embolización o prótesis endovasculares. El abordaje quirúrgico de la zona I es complejo y suele precisar la realización de esternotomía para un adecuado control de la salida de los troncos supraaórticos, en cambio el abordaje de los vasos incluidos en la zona II suele ser fácil a través de una incisión a los largo del borde interno del músculo esternocleidomastoideo. El abordaje de los vasos de la zona III es difícil y exige una extensa exposición cefálica, a veces asociada a luxación o sección mandibular. En los últimos años, el desarrollo de técnicas endovasculares como embolizaciones y endoprótesis ha permitido, sobre todo en lesiones de las zonas I y III, minimizar las complicaciones secundarias al abordaje quirúrgico y la yatrogenia; sin embargo su uso está limitado por la anatomía de los vasos y el riesgo de embolizaciones cerebrales, hiperplasias intimases y reestenosis.

En casos de sospecha de lesiones cerradas en arterias carótidas o vertebrales, aunque poco frecuentes, se debe actuar de forma inmediata ya que provocan isquemia cerebral en el 40-80% de los pacientes y una mortalidad que oscila entre 25 y 60%. Estas lesiones pueden asociarse a fracturas de la base del cráneo, macizo facial medio, vértebras cervicales o mandíbula, tracción o torsiones cervicales bruscas casos de estrangulación.

El angioTAC es una prueba rápida y con alta sensibilidad (94%), pero la angiografía digital siendo el estudio de referencia, especialmente en los traumatismos cerrados.


Fig. 16 Disección carótida interna post traumatismo cervical

La escala de Denver es el método comúnmente aceptado de clasificación de las lesiones encontradas en el TAC o la angiografía:

En las lesiones I, II y IV la anticoagulación es la base del tratamiento ya que los datos acumulados indican que se evita el infarto cerebral en la mayoría de los casos y no hay diferencia comparando los pacientes tratados con cirugía abierta o endovascular, mientras que en las III y V es mas adecuado tratarlas mediante procedimiento quirúrgico, ya sea abierto o endovascular.

En las lesiones venosas cervicales puede ligarse el vaso si la lesión es unilateral pero en las venas y lesiones bilaterales es preferible la reconstrucción vascular.

8.7.2 Traumatismos aorta torácica

La mayoría de los traumatismos con sección aórtica producen una exsanguinación brusca y muerte inmediata del paciente (80-90%), de los que llegan al hospital el 38% morirán por las lesiones asociadas de otros órganos, la mayoría en las primeras 24 horas.

Las lesiones contusas en aorta torácica se deben a desaceleración brusca, principalmente relacionados con colisiones frontales y laterales en accidentes de tráfico o precipitados. La mayoría son distales al origen de la arteria subclavia izquierda (65%), cayado (10%), aorta descendente (12%) y múltiples lesiones (13%).

Las lesiones penetrantes por heridas punzantes se presentan generalmente en aorta ascendente mientras que las de aorta descendente corresponden a heridas por armas de fuego.


Fig. 17 Laceración aorta torácica


Fig. 18 Sección completa aorta


Fig. 19 Rotura a nivel del arco

La reparación quirúrgica abierta se realiza a través de toracotomía izquierda a la altura del 4º espacio intercostal, se controla la aorta proximal y distal a la zona traumatizada y se repara la lesión mediante sutura directa o por interposición de una prótesis. Hoy día no es la opción ideal ya que puede empeorar las lesiones asociadas en otros órganos (contusión pulmonar, contusión cardíaca) y se asocia a un alto porcentaje de lesiones medulares.

Actualmente el tratamiento de elección es endovascular y debe realizarse en centros dotados de equipos de angiorradiología digital. Se realiza bajo anestesia general, por vía transfemoral y con el paciente hipotenso.

8.7.3 Traumatismos vasculares abdominales

Son frecuentes en la vida civil y pueden llegar a representar hasta el 30% de todas las lesiones vasculares. En un 90-95% de los casos son penetrantes. Los vasos que mas se lesionan son la aorta (25%) y la vena cava inferior (33%). La mortalidad hospitalaria oscila entre el 30 y el 80% en las lesiones de aorta abdominal y 65% en las de vena cava inferior. La muerte es por hemorragia.

En el 90% de los casos se presenta un hematoma retroperitoneal y shock. Salvo en casos de hematoma retroperitoneal pélvico, que puede ser tratado de forma conservadora o endovascular, el resto de los traumatismos vasculares abdominales precisa una exploración quirúrgica urgente. En los pacientes hemodinámicamente estables puede realizarse estudios de imagen para confirmar la sospecha diagnóstica y localizar el vaso lesionado. La ecografía puede ser un método útil pero en estos casos el TAC es la prueba por excelencia. la angiografía es de mayor utilidad para el tratamiento endovascular.

8.7.4 Traumatismos en arterias subclavia y axilar

Gracias a que el trayecto de los vasos subclavio y axilar está protegido por la clavícula y el músculo pectoral no son traumatismos vasculares frecuentes. La mayoría de las lesiones de estas arterias se deben a traumatismos penetrantes, los traumatismos contusos son poco frecuentes y se asocian generalmente a fractura o luxación de clavícula y primera costilla. En un 20% de los casos de traumasubclavio/axilar se produce una lesión de la arteria y la vena. Tienen una alta mortalidad (39%) y en muchos casos los pacientes no llegan vivos al hospital.

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Fig. 20 Trauma contuso a. subclavia por fractura clavícula

En los pacientes hemodinámicamente inestables, con hemorragia activa o con isquemia de la extremidad superior no debe retrasarse la intervención, en aquello es situación de estabilidad conviene la realización de estudios diagnósticos para valorar la localización exacta de la lesión.

El abordaje quirúrgico abierto obliga a una amplia incisión desde la escotadura yugular, pasando por encima de clavícula y finalizando en el surco pectoral.

El tratamiento endovascular ha demostrado ser especialmente útil en pacientes estables y que presentan seudoaneurismas, fístulas arteriovenosas traumáticas y disecciones locales.

8.7.5 Traumatismos vasculares en extremidades

Suponen el 70-80% de los traumatismos vasculares y afectan sobre todo a varones entre 20 y 40 años, son más frecuentes las lesiones penetrantes que las contusas (10:1). Las arterias que se lesionan con mayor frecuencia son braquial, femoral y poplítea, aunque en esta última la mayoría de sus lesiones corresponden a traumatismos contusos.

El diagnóstico mediante eco-doppler es útil por su precisión, rapidez y bajo coste pero está limitada a la hora de detectar pequeños defectos de la pared vascular. El índice tobillo/brazo nos orientará sobre la repercusión del flujo arterial distal a la lesión. El angioTAC y angioRNM son estudios mas caros pero que ofrecen mejor resolución anatómica de las lesiones.

La angiografía además de permitirnos evaluar las lesiones nos posibilita realizar tratamientos endovasculares.

Los traumatismos arteriales en la extremidad superior suponen el 30% del total de los traumatismos vasculares, el mecanismo es casi siempre penetrante y en un 50% de los casos la lesión se localiza en la arteria humeral (braquial). Se asocia a la lesión ósea, nerviosa o venosa hasta en un 70% de los casos. La funcionalidad va a depender de la lesión nerviosa y son traumatismos con escasa mortalidad.

Aunque clínicamente debutan con hemorragia externa, la isquemia crítica puede aparecer a las 4 horas de la lesión por lo que la reconstrucción vascular debe ser inmediata. Se ha comprobado que si la revascularización se retrasa 12 horas desde el traumatismo solo el 25% de los pacientes recupera la funcionalidad completa de la extremidad.

Los traumatismos de los vasos femoralessuponen el 70% de los traumatismos vasculares en las extremidades. El 90% de estos traumatismos son penetrantes y la mayoría por herida de bala. La hemorragia es el signo clínico mas frecuente.

El tratamiento quirúrgico abierto con reconstrucción de la continuidad arterial ha disminuido la tasa de amputación al 9%.

En este sector, cuando la lesión afecta a arteria y vena, es preferible la reconstrucción de la vena lesionada antes que la ligadura simple ya que las secuelas del síndrome post-trombótico secundario puede limitar mucho la calidad de vida del paciente.

La arteria poplítea es la segunda arteria del miembro inferior en porcentaje de traumatismos. La lesión cerrada se asocia a fracturas y luxaciones de rodilla.


Fig. 21 Luxación de rodilla

Entre 20 y 38% se asocia a lesiones venosas o nerviosas. El daño sufrido por estas estructuras, los huesos y la musculatura desempeña un papel importante en el rescate de la extremidad y actualmente las estadísticas mas favorables contemplan un 11% de amputaciones cuando se valora el conjunto de todos los traumatismos poplíteos y un 54% cuando hay lesiones óseas, nerviosas o de partes blandas asociadas.

El tratamiento de elección suele precisar la realización de by-pass con vena mediante cirugía abierta.


Fig. 22 Traumatismo en pierna tratado mediante by-pass con vena


8.8 Traumatismos Vasculares Yatrógenos

El aumento de lesiones vasculares yatrógenas se asocia al aumento de procedimientos diagnósticos y terapéuticos realizados con catéter percutáneo para tratar enfermedades cardiovasculares (cateterismos).

La mayoría de estas lesiones deben, por tanto, ser consideradas penetrantes. En nuestra experiencia supone el 40% de todos los traumatismos vasculares aunque con una mortalidad 4 veces menor que el resto de los traumatismos.

En algunos casos pueden ser reparadas por procedimientos endovasculares pero la mayoría precisa intervención quirúrgica, aunque depende de la situación hemodinámica del paciente y del grado de isquemia que presente.

Las lesiones mas frecuentes son: seudoaneurismas y fístulas arteriovenosas.

El seudoaneurisma es un hematoma encapsulado que se produce en una arteria punzada tras sellado incompleto a nivel de la capa media de dicho vaso (disrupción de la pared arterial). Dada la inadecuada hemostasia, y la continua extravasación sanguínea dentro del tejido subcutáneo a través del orificio de punción, el hematoma es contenido dentro de una pseudocápsula de tejido fibroso, en el tejido subyacente a la punción. Su incidencia varía entre el 0,05 al 4%, pero en raras ocasiones puede llegar al 11-16% en pacientes anticoagulados.
La sospecha de un seudoaneurisma se produce por dolor, hematoma superficial o la aparición de una tumoración tumefacta y pulsátil en zona de punción del cateterismo, habitualmente en región inguinal.

A la exploración podemos encontrar hemorragia pulsátil activa, tumoración pulsátil y soplo a la auscultación.


Fig. 23 Seudoaneurisma femoral post cateterismo

El método diagnóstico de elección es el eco-doppler que tiene un presión diagnóstica casi del 100%, pero en pacientes muy obesos o en grandes hematomas puede ser útil el TAC para precisar el diagnóstico.

Muchos de estos casos pueden tratarse de forma conservadora. Los pacientes con seudoaneurismas que no producen dolor intenso, tienen < 3cm de diámetro y no precisan estar anticoagulados se obstruyen espontáneamente en un 80-90% de los casos en el primer mes. Si el paciente amenaza de necrosis cutánea,presenta dolor intenso (compresión del nervio femoral), hemorragia activa a pesar de la compresión o tiene signos de isquemia distal el paciente debe ser intervenido quirúrgicamente de forma urgente.

En casos de pacientes estables pueden intentarse varias formas de acelerar la oclusión del seudoaneurisma: mediante compresión ecoguiada del orificio de entrada del flujo arterial al seudoaneurisma durante un periodo de 30-40 minutos hasta comprobar que se ha trombosado o mediante la inyección de trombina bajo control ecográfico en el seno del seudoaneurisma ( se pincha con una aguja del 22 y se administra hasta 1000 UI de trombina humana) y se controla hasta la desaparición del flujo en su interior. Se han descrito hasta un 9% de recidivas con este procedimiento y 2% de riesgo de trombosis arterial o embolización distal.


Fig. 24 Compresión ecoguiada


Fig. 25 Inyección de trombina ecoguiada
La reparación endovascular ha dado buenos resultados en vasos viscerales pero en la ingle, a pesar de su fácil colocación, pueden dar problemas a corto plazo ya que se trata de una zona de flexión que puede provocar rotura y trombosis de la endoprótesis.

La reparación quirúrgica se debe realizar si la compresión ecoguiada y la inyección de trombina fracasan y existe amenaza de necrosis cutánea,el dolor es intenso, hemorragia activa o tiene signos de isquemia distal. Habitualmente se aborda directamente la femoral común, aunque hay casos en que es preciso un control retroperitoneal del vaso, se controla la arteria, se buscan todos los posibles orificios hemorrágicos y se reparan con sutura monofilamento.

Las fístulas arteriovenosas traumáticas pueden ser clínicamente menos expresivas que otras complicaciones y se caracterizan por la presencia de un soplo a nivel de la zona de punción. La intensidad del soplo se correlaciona directamente con la intensidad de la fístula. Con el tiempo las
fístulas tienden a aumentar aunque no suelen llegar a desarrollarse tanto como las fístulas construidas para hemodiálisis.

La sospecha diagnóstica puede confirmarse mediante eco-doppler: flujo turbulento a nivel de la fístula, aumento del flujo venoso proximal en la vena femoral, no se detectan cambios en el flujo venoso con la maniobra de Valsalva y disminución del flujo arterial distal a la fístula.


Fig. 26 Fístula AV. Eco-doppler


Fig. 27 AngioTAC de FAV arteriovenosa post cateterismo

El TAC no suele ser de gran utilidad en estos casos.

El tratamiento endovascular en esta zona no es útil a medio plazo y el tratamiento quirúrgico es complejo dada la friabilidad de los vasos y riesgo de hemorragia. Técnicamente hay que suturar la fístula y restablecer el flujo normal.

 

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